« Introducción y capricho » para violín solo es mi op.1 y está dedicada al maestro Alberto Lysy.

En el año 1990, cuando yo tenia 20 años y cursaba de manera paralela mis estudios de Bellas Artes en la Universidad Prilidiano Pueyrredón y mis clases particulares de composición con Haydee Gerardi, tuve la gran fortuna de poder acercarle al maestro Alberto Lysy la partitura de una de mis primeras obras que se llamaba “Atmósferas” para violín y piano, hoy retirada de mi catalogo, este encuentro con el maestro Lysy fue un momento muy especial que nunca olvidaré, por el que siempre le estaré agradecido, porque él se entusiasmó con esta obra y me alentó a que escribiera una obra corta, virtuosistica para violín solo, con el objeto de que a su regreso a la Argentina para el año siguiente, el la examinaría y vería la posibilidad de incluirla como bis en alguno de sus conciertos.

En abril de 1991 cuando regreso de Suiza, donde el era el director de la Academia Menuhin, grande fue mi sorpresa cuando luego de leer la partitura de mi nueva pieza y trabajarla juntos me dijo que la incluiría como parte del programa en el próximo concierto que se llevaría a cabo en mayo de 1991 en nada menos que la sala grande del Teatro Colon.

A partir de ese momento mi vida ya no seria la misma, había comenzado mi carrera profesional como compositor con el estreno de mi “Introducción y capricho” para violín solo que está dedicada al violinista argentino Alberto Lysy, quien fue el más grande difusor de mis obras para cuerdas, en su momento.

Musicalmente la Introducción está estructurada en 2 partes: un prólogo estructurado en acordes y la segunda parte, de carácter melódico en base a dibujos de figuras arpegiadas, todo dentro de un carácter calmo y meditativo.

El Capricho se inicia con un carácter totalmente diferente de la Introducción, con un trémolo nervioso, marcado como “misterioso” por el autor, que desemboca en una sección de alta pirotecnia violinística siguiendo una segunda sección cantábile, que desarrolla brevemente una célula de la Introducción, cerrando una estructura ABA, con una vuelta a una sección similar a la del comienzo del Capricho, pero ampliando aún más las exigencias violinísticas, con acordes quebrados, armónicos, pizzicatti, etc. en un final frenético.